La privacidad es necesaria para una sociedad abierta en la era electrónica. La privacidad no es confidencialidad. Un asunto privado es algo que uno no quiere que todo el mundo sepa, pero un asunto secreto es algo que alguien no quiere que nadie sepa. La privacidad es el poder de revelarse uno mismo al mundo en forma selectiva.
Si dos partes tienen una suerte de trato, entonces cada uno tiene memoria de su interacción. Cada parte puede hablar acerca de su propia memoria involucrada en esto ¿Cómo podría alguien evitarlo? Uno podría poner leyes en contra de esto, pero la libertad de opinión, aun más que la privacidad, es fundamental para una sociedad abierta: no buscamos la restricción de ninguna opinión. Si muchas partes hablan juntas en el mismo foro, cada cual puede hablarle a todas las otras y agregar juntos conocimiento individual y el de las otras partes. El poder de la comunicación electrónica permite tal discurso grupal, y esto no desaparecerá simplemente porque nosotros querramos.
Dado que deseamos privacidad, debemos asegurar que cada parte de la transacción tenga solamente el conocimiento necesario para tal transacción. Dado que cada información puede ser reproducida, debemos asegurarnos de que revelamos lo menos posible. En muchos casos, la identidad no es lo notorio. Cuando compro una revista en un kiosco y le entrego dinero al empleado, él no tiene necesidad de saber quién soy. Cuando le pido a mi proveedor de correo electrónico enviar y recibir mensajes, él no necesita saber a quién le estoy escribiendo o qué estoy escribiendo o qué esta escribiéndome alguien a mí: mí proveedor lo único que necesita saber es cómo poner los mensajes donde debe ponerlos y cuál es mi deuda. Cuando mi identidad es revelada por el propio mecanismo de la transacción, no tengo privacidad. Aquí no puedo seleccionar el revelarme ya que siempre debo hacerlo.
Por esta razón, la privacidad en una sociedad abierta requiere sistemas de transacción anónimos. Hasta ahora, el dinero fue el primer sistema de éste tipo. Un sistema de transacción anónimo no es un sistema de transacción secreto. Un sistema anónimo habilita a los individuos a revelar su identidad cuando lo desean y sólo cuando lo desean: ésta es la esencia de la privacidad.
De tal modo la privacidad en una sociedad abierta requiere criptografía. Si digo algo, quiero que sea oído solamente por aquellos a los que les hablo. Si el contenido de mí discurso es accesible para el mundo, no tengo privacidad. Encriptar es indicar el deseo de privacidad; y encriptar con una criptografía débil es indicar no tener mucho deseo de privacidad. Además, revelar la propia identidad con seguridad cuando se estila el anonimato, requiere la firma criptográfica.
No podemos esperar que los gobiernos, corporaciones u organizaciones de carácter anónimo garanticen nuestra privacidad por pura caridad. Es beneficioso para ellos hablar de nosotros y debemos esperar que lo hagan. Tratar de prevenir sus discursos es pelear contra las realidades de la información. La información no solamente quiere ser libre, anhela ser libre. La información se expande hasta llenar el espacio de almacenamiento disponible. La información es la prima, joven y más fuerte, del Rumor. Los pies de la información son más rápidos, tiene más ojos, mayor conocimiento, pero entiende menos que el Rumor.
Debemos defender nuestra propia privacidad si esperamos tener alguna. Debemos estar juntos y crear un sistema que permita tener lugar a las transacciones anónimas. Las personas han defendido por centurias su propia privacidad con rumores, tinieblas, permisos, puertas cerradas, apretones de manos secretos y mensajeros. La tecnología del pasado no habilitaba una privacidad fuerte pero la presente tecnología sí lo hace.
Nosotros los Cypherpunks estamos dedicados a construir sistemas anónimos. Defendemos nuestra privacidad con criptografía, con sistemas de reenvío anónimo de correo electrónico, con firmas digitales y con dinero electrónico.
Los cypherpunks escriben códigos. Sabemos que alguien tiene que crear el software para defender la privacidad y, dado que no tendremos privacidad hasta que todos lo hagamos, vamos a escribirlo. Publicamos nuestro código para que nuestros compañeros Cypherpunks puedan practicar y jugar con él. Nuestro código es libre para todo el que quiera usarlo en todo el mundo. No nos importa mucho si no apruebas el software que creamos. Sabemos que el software no puede ser destruido y que un sistema ampliamente disperso no puede ser echado abajo.
Los Cypherpunks deploran la regulación de la criptografía porque el encriptado es fundamentalmente un acto privado. El acto de encriptar – de hecho – remueve la información del dominio público. Incluso las leyes en contra de la criptografía sólo se extienden hasta la frontera nacional, hasta donde alcanza el brazo de su violencia. La criptografía se extenderá ineludiblemente por todo el mundo; y con ella, el sistema de transacciones anónimas que hace posible.
Para que la criptografía se extienda debe ser parte de un contrato social. La gente debería juntarse y desarrollar en conjunto estos sistemas para el bien común. La privacidad sólo llega tan lejos como la cooperación de cada uno en el interior de la sociedad. Nosotros los Cypherpunks buscamos tus preguntas y tu interés y esperamos que te comprometas para que no nos engañemos entre nosotros. Como sea, no nos desviaremos de nuestros objetivos porque alguien no esté de acuerdo con ellos.
Los Cypherpunks estamos activamente comprometidos en hacer de las redes un lugar seguro para la privacidad. Procedamos juntos a toda prisa. Adelante.
Eric Hughes
hughes@soda.berkeley.edu
09 de marzo de 1993
Texto original